Para algunos es un día más. Para otros, es un día en el que se recuerda el país con nostalgia, pero también con rabia e impotencia, por los problemas que se viven a diario en Colombia. Pero también hay quienes lo ven como un día de celebración y de fiesta, en el que sale a flote el orgullo colombiano y al mismo tiempo surge la necesidad de reunirse con otros coterráneos.

Estas fueron algunas respuestas que surgieron en un pequeño sondeo (no significativo) que hice a través de redes sociales entre grupos de colombianos en Alemania. En el sondeo, también recibí respuestas interesantes de colombianos que viven en otros países.

Por ejemplo, una lectora que vive en New York en el condado de Queens, me escribió que por esos lados se realizan caravanas o paradas por las principales avenidas y calles para celebrar la independencia de Colombia. Es un evento que no pasa desapercibido, y que incluso hace parte de la agenda mediática en canales como Univisión y Telemundo.

Si bien en Alemania, nuestra independencia es un evento desconocido, he notado que los colombianos donde quiera que estemos, siempre encontramos la forma de reunirnos y de recordar de dónde venimos.

Aquí les va mi historia

Este es mi segundo 20 de julio por fuera del país. Debo confesar que en Colombia siempre fue un festivo más. Cosa que no cambió mucho el año pasado, quizás porque estaba recién llegada y tenía más ganas de conocer la cultura alemana, que de recordar el país que había dejado unas semanas atrás. Pero este año, la sensación fue distinta.

Desde mayo empecé a ver en Facebook invitaciones para celebrar la independencia de colombia en Alemania. Algunas con más “pinta” de rumba de fin de año. Recuerdo un cartel en donde se promocionaba el evento con una mujer en bikini, de esos que les ponen a las modelos en las portadas de “los 14 cañonazos bailables”. Aún me pregunto qué relación tiene la independencia con una mujer semidesnuda.

Pero entre toda la oferta de eventos encontré uno que me interesó. Fue organizado por el grupo en Facebook de Colombianos en Frankfurt y sus alrededores el pasado 16 de julio. Y me interesó porque además de ofrecer lo típico: comida, baile y música, se preocuparon por generar un debate frente al actual proceso de paz y el posconflicto, tema que también nos involucra como migrantes colombianos. Se enfocaron en la cooperación internacional, especialmente en el papel que está jugando Alemania en este proceso, que con su experiencia y su cartera tiene mucho que aportar.

Una vez se terminó el debate, se corrieron las sillas- como en fiesta de casa- para darles espacio a los bailarines de la Compañía Folclórica Colombiana Yanacona, quienes con sus danzas nos recordaron que venimos de un país rico en folclore y cultura. No fue necesario esperar mucho para que se armara la fiesta. Al son del grupo Cumbiamba todos se unieron al baile, y no solo los colombianos sino también los extranjeros que andaban por el lugar como invitados o de curiosos.

La agenda también incluía la realización de un taller sobre integración laboral en Alemania, que se canceló porque el evento empezó tarde. Hasta en eso, la reunión tuvo su toque colombiano. Pero lo que me pareció interesante fue la convocatoria que lograron los organizadores, para un evento que se realizó un sábado en la tarde y que desde la agenda prometía ser un encuentro académico y cultural.

“A vuelo de pájaro” conté unas 50 personas, que participaron desde un inicio en el foro sobre posconflicto, número que se incrementó con el transcurso de la tarde. Una asistencia nada despreciable, si se tiene en cuenta el lugar y el motivo de la reunión. Habría que ver si un evento similar logra la misma convocatoria en Colombia.

Con este evento hice consciencia sobre una realidad que vivimos los colombianos en el exterior: dentro de nosotros se despierta un cierto patriotismo, pero también una visión más crítica de los problemas que afronta el país. Al menos en mi caso, esta experiencia me ha hecho mucho más consciente de todo lo que tenemos por mejorar.

Alemania es un excelente referente para entender que los ciudadanos tenemos derecho a un servicio de salud digno, a recibir una educación de calidad sin endeudarnos de por vida y a tener acceso a sistemas de transporte que nos permitan desplazarnos de forma eficiente y segura, solo por poner unos cuantos ejemplos.

A lo largo de mi día a día en Alemania también he sido más consciente de la riqueza que tenemos como país. No me refiero solamente a los paisajes, la variedad climática, la biodiversidad y los codiciados recursos naturales, sino también a la gente. Hablo de quienes se levantan cada día a trabajar por sus familias, quienes siempre le ponen buena cara a las dificultades y quienes quieren un país mejor y siguen las normas, aunque estas sean a veces injustas o absurdas. En esta fecha, me acuerdo de la calidez y “berraquera” del colombiano, porque yo sí creo que somos más, los que dentro y fuera de Colombia buscamos la manera de salir adelante y de mostrar la mejor cara de nuestro país.

Feliz 20 de julio donde quieran que estén