Vivir en otro país cambia nuestros hábitos alimenticios

Una de las cosas que cambian cuando emigramos son nuestros hábitos alimenticios. Ya sea porque no encontramos los productos que consumimos en nuestro país o porque de encontrarlos son demasiado caros; pero también porque la misma cultura y el clima nos van llevando a consumir otras cosas que antes no hacían parte de nuestro mercado.

No es de extrañar que cuando a un inmigrante le preguntan por las cosas que más añora de su país, aunque sea una de ellas está relacionada con la comida.

Precisamente, el año pasado hice un pequeño sondeo con un grupo de colombianos en Alemania a los cuales les pregunté sobre las cosas que más extrañaban de su país. En la lista aparecieron en los primeros lugares las frutas y la comida casera (entiéndase como la comida de mamá, que difiere en cada región, pero que usualmente incluye más de tres componentes en el plato).

bandeja paisa

Aunque hoy en día es posible adquirir productos de todo el mundo en los supermercados, de forma inevitable uno se va adaptando a comer y cocinar de forma diferente, aprovechando  lo que se produce o lo que se puede adquirir a buen precio en el nuevo país.

Les comparto mi experiencia:

Una de las cosas que cambió radicalmente en mis hábitos alimenticios fue la reducción del consumo de frutas variadas y frescas. En Colombia estaba acostumbrada a comer fruta en todas las comidas, hasta  en el almuerzo o la cena. Mantener esa tradición en Alemania me saldría muy costoso; esto me ha llevado a limitar el consumo a las frutas de estación o las que se encuentran a buen precio y a reemplazar la papaya del almuerzo y la cena por verduras.

También era de las colombianas que nos les faltaba el arroz en al almuerzo. Aunque en Alemania podría seguir esa costumbre, la influencia de mi esposo y de la cultura alemana ha sido inevitable y he aprendido a realizar otras preparaciones donde la papa o la pasta son las protagonistas. Y la combinación de arroz con papa, yuca, plátano y hasta con pasta que se sirve en los populares corrientazos, también se quedó en Colombia.

Una costumbre que adquirí muy rápido fue la de comer pan a la hora de la cena (Abendbröt). Al pan alemán le hice un artículo especial el cual titulé “El reino del pan”, porque hay que decir, que en Alemania este alimento es uno de los más consumidos y es considerado parte de una alimentación completa y saludable. Por eso, no resulta difícil adquirir la costumbre de comer pan a cualquier hora del día.

kaffee und kuchen

Si seguimos con la lista de carbohidratos es importante mencionar la torta, que al menos en mi caso la reservaba para celebraciones de cumpleaños u ocasiones especiales. Aquí aprendí que para comer torta no necesitas una excusa; una reunión familiar el domingo o un encuentro con amigos es razón suficiente para compartir un café con una torta (Kaffee und Kuchen).

En Alemania los cambios de estación también llevan a que la alimentación varíe durante el año. A eso también me fui acostumbrando y hoy trato de disfrutar cada estación a través de los alimentos que se producen en ella. El verano seguirá siendo mi estación favorita, no solo por el sol, sino por la variedad de frutas y verduras que se pueden conseguir en los mercados y porque el mismo calor me lleva a preferir el consumo de ensaladas y alimentos frescos.

Algo que he descubierto en estos dos años, es que mi integración en la cultura alemana se ha dado en parte a través de su cocina. En un inicio me costó trabajo desprenderme de los sabores conocidos que me recordaban mi hogar materno, pero con el tiempo he aprendido a combinar la cocina de los dos países en la mía y a disfrutar lo se produce y se come a este lado del charco.

spargel

Cuando estuve de vacaciones en Colombia disfruté aún más los sabores de mi tierra, e incluso algunas cosas que me parecían absolutamente comunes como un plato de frijoles con arroz y plátano maduro, me llenaron de absoluta felicidad. Lo curioso fue que estando en mi país, también extrañé algunos alimentos que hoy hacen parte de mis hábitos y que no encuentro en Colombia, por ejemplo, el pan de granos integrales que compro cada semana en el Bäckerei.

Como alguien dijo alguna vez: los inmigrantes vivimos entre dos mundos. Y esa dualidad la vivimos en la mesa y la cocina.

¿Cómo han cambiado tus hábitos alimenticios viviendo en el exterior? ¿qué es lo que más extrañas de la cocina de tu país? Escríbeme en los comentarios.

3 comentarios sobre “Vivir en otro país cambia nuestros hábitos alimenticios

  1. Esto sucede algunas veces al interior del mismo país cuando viajamos de una región a otra, extrañamos cosas a las cuales estamos acostumbrados, por lo tanto pienso que al otro lado del charco se debe sentir con más intensidad y con nostalgia las comidas a las cuales estamos acostumbrados, pero también creo que esto es cuestión de adaptarse y de aprovechar otras opciones que nos ofrece la vida para disfrutar de lo desconocido.

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  2. A pesar de llevar 8 años fuera de casa mi dieta ha cambiado poco excepto por los jugos naturales que acá son practicamente inexistentes. La dieta de mi esposo que es alemán ha cambiado…se ha «colombianizado». Tomando limonada, jugos naturales frescos o comiendo arroz atollado, ajiaco, aguacate entre otros ;).

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