¿Por qué vivir en Alemania te puede hacer subir de peso?

Vivir en otro país implica cambios en todos los sentidos. Uno de esos cambios está relacionado con la alimentación, porque la dieta ya no es la misma. No solo porque conseguir los productos del país de origen puede ser difícil o demasiado costoso, sino porque conocer la comida local hace parte del proceso de adaptación.

Justo en ese proceso se pueden ganar o perder algunos kilos. En mi caso la balanza solo subió. Lo curioso es que hablando con algunos amigos y conocidos, me di cuenta que a otros les ha pasado lo mismo y llegué a la conclusión de que en Alemania es más factible ganar peso que perderlo.

Aquí les doy cinco razones por las que vivir en Alemania te puede hacer subir de peso. Aclaro, no es una regla universal porque depende de la constitución física, del género y de la experiencia de cada persona. Pero si sumamos factores encontraremos que los kilos de más tienen sentido.

1- La comida típica alemana: una bomba de calorías

comida típica alemana

La comida típica alemana varía dependiendo de la región, así que no podemos generalizar. Sin embargo, en las ciudades que he visitado, especialmente en el sur y noroccidente de Alemania, he encontrado un común denominador en su gastronomía: la papa, la carne de cerdo y los embutidos.

El cerdo es el animal que más se consume en Alemania y lo embutidos en su mayoría se producen con la carne de este animal. La porción de proteína se sirve generalmente con papas cocidas, al horno, salteadas o fritas. Para bajar la grasa se acompañan los platos con un vegetal, que en el mejor de los casos viene al vapor, pero lo usual es el repollo en sus múltiples versiones, una de las más famosas el “Sauerkraut”.

Lo malo de esta combinación es que las carnes generalmente vienen con mucha grasa porque se empapan en aceite o se bañan en salsas, deliciosas pero no ayudan a la dieta. Esto sin contar el exceso de sal y condimentos que traen las salchichas alemanas, que tradicionalmente se consumen con “Pommes” (papas fritas). Una combinación que sirve para incrementar la talla del pantalón.

2- La cerveza alemana: la que saca barriga

cerveza alemana

En promedio un ciudadano en Alemania consume 106,9 litros de cerveza por año (eso equivale a 213 botellas de 0,5 L). Por encima están los checos, los campeones de Europa en consumo de cerveza (144 Litros por año). Sin embargo, lo que he notado durante mi estancia en Alemania, es que la cerveza además de ser una bebida infaltable en fiestas y reuniones sociales, es considerada como el acompañante ideal de las comidas.

La cerveza alemana es casi que una parte del plato, como el jugo o la sopa en un corrientazo colombiano. Y la verdad no me imagino comerme una salchicha o un Schnitzel (filete de cerdo o de ternera empanizado) y después bajarlo a punta de agua o gaseosa. Siempre será mejor una cerveza.

Una de mis favoritas es la Hefeweizen, una cerveza a base trigo, que en algunos restaurantes se encuentra con jugo de banano o cereza. Una botella de 0,5 L tiene aproximadamente 250 calorías, que van sumando, sin que nos demos cuenta. Algo que suele suceder, especialmente cuando uno es nuevo y el deseo de probar es más fuerte.

3- Las panaderías alemanas: el templo del carbohidrato

panaderia alemana

Alemania es el reino del pan y solo hace falta darse una vuelta por las panaderías alemanas (Bäckerei) para darse cuenta. Si bien hay muchos panes de centeno y de granos enteros que vienen muy bien a la dieta diaria, hay otros productos de panadería que suman calorías en forma de “michelines” por el alto contenido de harina blanca, azúcar y grasas.

En Alemania existe una cultura por el consumo de pan y en general de bollería. No fue difícil para mí adaptarme a esa cultura, porque me encanta el pan alemán y porque mi esposo me ayudó con gusto a seguir esa tradición.

Durante mis primeros meses en Alemania, cada fin de semana el plan era probar algo nuevo en la panadería (Yumi, yumi). Después cuando tuve la oportunidad de trabajar en un Bäckerei, me adentré en el bajo mundo de los carbohidratos. Allí descubrí mi afición por las preparaciones dulces a base de hojaldre (Blätterteig), realmente deliciosas, pero que no deberían hacer parte de una dieta diaria, por cuestiones de salud.

4- Quién se puede resistir a una torta alemana

torta alemana

La torta alemana (Kuchen) merece una mención especial. Realmente es una tradición alemana reunirse con la familia en las tardes, especialmente los fines de semana, a tomar café y degustar un trozo de torta (Kaffee und Kuchen). Usualmente los anfitriones hornean la torta en casa y los invitados en ocasiones también llevan la suya, porque la idea es probar más de una tajada. Los alemanes que conozco realmente tienen un estómago ancho cuando se trata de comer torta, no importa que tan grande haya sido el almuerzo, siempre habrá espacio para la torta.

Hay que resaltar que “Kuchen” es como una torta casera, mientras que “Torte” es un pastel más elaborado para eventos importantes. Claro que los alemanes no necesitan fechas especiales para comer torta o pastel. Esa fue una de las cosas que aprendí aquí, que no necesitas estar de cumpleaños para que te obsequien una torta o para reunirte en familia a comer pastel.

Mi favorita es la “Marmorkuchen” que hace mi suegro, es una torta suave con chocolate que recibo cada vez que lo visito o cuando él nos visita. Para evitar la tentación de devorarnos la torta en pocos días, lo que hacemos ahora es congelar tajadas y así vamos dosificando las raciones y de paso el consumo de calorías.

5- El impacto del cambio

Como lo dije en un inicio, el cambio de país implica ajustes en el cuerpo, porque todo es diferente: los productos que se consumen, la calidad del agua, el clima, los horarios de las comidas, pero también el estrés que genera un cambio de vida. Todos estos factores inciden no solo en el peso sino en la salud física y mental. Al menos eso me explicó mi médico internista, cuando la consulté porque evidencié ciertos cambios en mi cuerpo. Pero como muchas cosas en la vida, es cuestión de tiempo y de aprender a entender nuestro cuerpo. También de quemar etapas, porque cuando somos nuevos, el instinto de probar es más fuerte, pero eso va pasando a medida que uno deja de ser un turista. Y bueno, hacer un poco de ejercicio nunca cae mal, aquí o en cualquier parte del mundo.

Ñapa:

Se me olvidaba añadir el consumo de dulces como los ositos de goma “Gummibärchen”, que son producidos en Alemania. El problema es cuando se incluyen en la dieta y resulta difícil controlar su consumo, como le sucede a mi esposo, un verdadero adicto a este tipo de productos.

¿Tú también subiste de peso en Alemania? ¿Cuál ha sido tu experiencia con la comida alemana?

 

Foto portada cortesía Freepik

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