La esperanza es más grande que el miedo a la muerte para miles de refugiados que llegan a Europa. El destino de muchos es Alemania, el país que se ha convertido en la tierra prometida para aquellos que huyen de la guerra o de las garras aún más poderosas del hambre.
El problema no es nuevo. Desde hace varios años, cientos de personas provenientes de Oriente Medio y de África arriesgan su vida en el Mediterráneo en busca de una mejor vida. Sin embargo, el recrudecimiento de la guerra en Siria y la extrema situación de indefensión de la población azotada por grupos extremistas y regímenes dictatoriales, ha incrementado las cifras de desarraigados en el viejo continente.
¿Y por qué Alemania?
Primero, porque ha sido uno de los países que desde el Gobierno ha dicho “sí” a los refugiados, y está asistiendo a cuantos llegan, en condiciones dignas. Aunque Alemania parecía ajena al tema por estar en el centro de Europa, hoy es el país que más refugiados ha aceptado (según reportes oficiales a finales de este año se espera la llegada de 800.000, cuatro veces más que el año pasado).
A esto se suma que Alemania tiene una de las economías más sólidas de Europa, lo que hace pensar a muchos que trabajo hay para todos. Aunque los alemanes producen y generan empleo, también son muy rigurosos a la hora de seleccionar su personal. Esto implica un reto muy grande para los refugiados en Alemania, quienes deberán aprender alemán, adaptarse a la cultura alemana y además tendrán que capacitarse para ocupar los puestos de trabajo que demanda la industria.
Un punto más a favor son las prestaciones sociales en Alemania, que incluye entre otras cosas: real cobertura universal en salud, subsidio de desempleo, beneficio económico por cada hijo que se tenga; beneficios que son determinantes a la hora de pensar en una nueva y mejor vida.
Aunque el Gobierno alemán es consciente que no puede recibirlos a todos, ha asumido el reto, quizás porque sabe que tiene la responsabilidad de ayudar y de dar ejemplo a sus vecinos. También vale la pena recordar que una vez sean analizadas las solicitudes de asilo, quienes estén aquí en condición de inmigrantes (persona que deja su país de origen por razones personales o económicas) pero no de refugiado (quien huye para salvar su vida o salvaguardar su libertad) tendrán que volver a sus países de origen.
El meollo: la integración en Alemania
Lo que está realmente complicado es que los refugiados logren integrarse a la cultura alemana y adaptarse a las normas alemanas (muy diferentes a las suyas); pero también que los anfitriones acepten y aprendan a convivir con sus nuevos residentes.
Desde el año pasado, grupos de extrema derecha se han manifestado de forma violenta, en contra de las políticas que les abren las puertas a los refugiados, e incluso han llegado a prenderle fuego a varias residencias donde se acogen los recién llegados. (Ver algunos casos)
Es un secreto a voces que a muchos les incomoda ser el vecino de un refugiado y destinar parte de sus impuestos al sostenimiento de un “necesitado”, que no deja de ser un extraño. El malestar se siente especialmente en el Este de Alemania donde las tasas de desempleo son más altas y los inmigrantes podrían entrar a competir por las vacantes de empleos poco cualificados.
Sin embargo, una opinión contraria tienen los alemanes que ven en la guerra de Siria una remembranza de lo que vivió su país hace setenta años y se sienten con el deber moral de ayudar con lo que pueden. Los medios locales le han destinado espacio a historias ejemplarizantes de personas que dictan clases de alemán gratuitas a los refugiados, organizan eventos de bienvenida o incluso los reciben en sus casas. (Ver algunos casos)
Lo cierto es que quienes llegan tienen la intención de quedarse y lo más seguro es que una vez establecidos traigan al resto de su familia, porque la perspectiva de una mejor vida en sus países está bastante lejana. Un problema de grandes dimensiones que va para largo y que tiene a prueba no solo a Alemania sino la fortaleza de la Unión Europea, que deberá tomar medidas en conjunto para hacerle frente a esta crisis humanitaria.
Conocer esta cara amable de Alemania es interesante porque no todos los países europeos están en la misma disposición, y que haya alemanes que tengan miedo es normal si se tiene en cuenta que los refugiados vienen de culturas muy diferentes lo cual en un momento dado puede afectar la organización y el clima de convivencia del país. Esperemos que este gesto humanitario de Alemania le traiga muchas bendiciones.
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Muy cierto
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Muy bueno el bog, porque esta bien documentado y por el estilo de escritura. Gracias!
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Thanks for thee post
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