Carta abierta a los votantes del plebiscito por la paz

A usted mi amigo lector que puede votar en el plebiscito por la paz, le pido que ejerza su derecho al voto. El próximo 2 de octubre, vote por mí y por los colombianos que por razones de fuerza mayor no podemos hacerlo. Ese día llueve, truene o relampaguee, por favor acuda a las urnas. Su voto no es uno más, porque detrás de su decisión está la responsabilidad que asumiremos como sociedad, por el país que le dejaremos a la próxima generación de colombianos.

Sí, yo soy uno de esos colombianos en el exterior que se quedará sin votar, porque tengo mi cédula inscrita a kilómetros de distancia de donde hoy resido. Cosas del destino, de la política y de la planeación de nuestros gobernantes.

Por eso, me atrevo a escribirle a usted, qué si puede votar, para que lo haga, para que no le deje esa responsabilidad a los otros, pero antes le pido que:

Tome su decisión con la cabeza fría y el corazón abierto. No se quede con la información que ha escuchado en medios de comunicación y redes sociales, o con las opiniones que amigos o conocidos han compartido con usted y que de tanto escucharlas se han convertido en verdades irrefutables.

Permítase conocer las dos caras de la moneda, sin denigrar a quienes tienen una opinión contraria. Esto no se trata de una lucha entre quienes tienen o no la razón. Conocer los argumentos del otro, sencillamente enriquecen el debate. Solo le pido que no se enfrasque en discusiones, con quienes no desean construir y aportar a este proceso.

Todavía está a tiempo de darle una mirada al documento con el acuerdo final. Lo entiendo si no lo ha hecho, porque el texto es largo y denso de leer. Pero, una decisión como esta no se toma todos los días. Así que lo invito a revisar dentro del documento, al menos, esos puntos que le generan dudas o con los que cree no estar de acuerdo. Así como puede confirmar lo que pensaba, puede cambiar de parecer.

Aunque no puedo votar, hice el ejercicio. Le confieso que al leer el acuerdo quedé con incertidumbre. No porque le tema a ver, a quienes hoy empuñan las armas haciendo política. Me genera más temor la corrupción que permea nuestras instituciones, porque con ese lastre no hay acuerdo que pueda prosperar. Pero ante todo, siento incertidumbre porque reconozco que será difícil asumir el reto que se nos impone como sociedad, de cambiar la mentalidad del facilismo e individualismo, para empezar a hacer las cosas de una manera distinta.

Sin embargo tengo claro que decir “no”, tampoco nos deja en un camino más seguro. La situación del país no es, ni será la misma después del plebiscito. Tanto el “si” como el “no” acarrean consecuencias en todos los ámbitos. Lo cierto, es que en la guerra, las consecuencias se traducen en pérdidas de vidas humanas, siempre las más vulnerables y las que hasta el momento han llevado la carga más dura del conflicto armado en Colombia.

Con sinceridad le digo: al recrudecimiento de la guerra le tengo pavor. Como dijo Jaime Garzón en la última entrevista que dio antes de morir: “más muertos no se necesitan en este país, más miedo no se necesita, se necesita que se sienten a hablar. Cuando se distancien, otra vez hay que volverlos a sentar; cuando se pongan bravos, otra vez hay que volverlos a sentar; que no se levanten hasta que no haya un acuerdo, porque todas las veces que se ha interrumpido ha sido peor: más muertos, más tragedia, más agresión…hay que darse la pela por la paz”.

El plebiscito por la paz hay que votarlo con la cabeza, pero también con el corazón. Por eso, el domingo cuando tenga el voto en su mano, confíe en su racionalidad pero sobretodo en su humanidad, esa que sale a flote cuando somos capaces de ponernos en los zapatos del otro y de pensar que más allá de lo que nos sirve a nosotros, está el interés colectivo, están los otros, los futuros…

Si le sirve de algo conocer mi postura, es un sí rotundo. Como dijo Antanas Mockus, “prefiero apoyar la paz y equivocarme, que apoyar la guerra y acertar”.

 

Foto portada cortesía: Freepik

Un comentario sobre “Carta abierta a los votantes del plebiscito por la paz

  1. Estamos de acuerdo contigo, porque solo los que hemos vivido de cerca la guerra conocemos las consecuencias y las secuelas que han dejado en las familias afectadas, personas mutiladas de lado y lado de la guerra, niños reclutados a la fuerza y en general familias destruidas. Esto no es justo, por lo tanto no podemos desaprovechar esta oportunidad de paz y tranquilidad que nos está ofreciendo la vida, entendemos que no se va a lograr la paz absoluta porque la violencia viene de diferentes factores pero sabemos que es un buen comienzo. Esperamos que el domingo con la bendición de Dios logremos este gran propósito. ¡Buen trabajo!. Un abrazo de papá y mamá.

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